Economía Solidaria

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Nuestra organización se encuentra en “movilización permanente de reflexión y capacitación interna, para participar en la Asamblea Nacional Constituyente con propuestas que transformen el Estado Ecuatoriano hacia la equidad social, la interculturalidad y la soberanía”. La representación nacional que ejerce Pedro de la Cruz, presidente de FENOCIN, en este proceso histórico del Ecuador, conjuntamente con otros líderes de las organizaciones del campo, constituyen una oportunidad real posesionar la plataforma de lucha agraria gestada en estos años, en la agenda del Ecuador del siglo XXI.

FENOCIN tiene el reto de impulsar “disposiciones que garanticen la soberanía alimentaria para la población a partir de la producción agrícola nacional impulsando sistemas agroecológicos y evitando la dependencia de importaciones de alimentos, protegiendo e incentivando la agricultura campesina, pequeños y medianos productores y sectores comunitarios a través del acceso a la tierra, el agua y a servicios básicos para la producción de alimentos sanos, adecuados, suficientes y precios mínimos de sustentación”.

Asimismo, desde la visión de proyecto-país y el tema constituyente “Trabajo, producción e inclusión social”, está comprometida con preceptos que garanticen “el derecho al trabajo, la propiedad en todas sus formas”, que fomenten “la producción y la generación de empleo, en condiciones de dignidad y justicia”, de promover “toda la capacidad productiva de la sociedad”, garantizando la inclusión social en todas sus formas, los derechos de los trabajadores y eliminando toda forma de precarización.

Esta es una línea de construcción de “nuevos contenidos y nuevos continentes” para el amplio sector social que abastece el mercado de los bienes salario y la alimentación de la población (una economía popular estimada en un 79,3% del total nacional); de impulsar una transformación social de la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios de los ecuatorianos.

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Significa el empoderamiento de nuevas prácticas económicas y sociales, fundadas en relaciones de colaboración solidaria cuyo centro sea la reproducción de la vida (la persona, el trabajador, la familia y la comunidad), antes que la acumulación privada y del capital.

Habrá que pensar y proyectar procesos transformadores, eficaces y profundos en el territorio nacional, de concitar la conciencia y la voluntad de los más vastos sectores ciudadanos que anhelan una vida mejor y una sociedad más humana e intercultural.
Se trata de recrear lo que diversas comunidades campesinas indígenas y negras, rurales y suburbanas, han mantenido en cuanto prácticas económicas y culturales de reciprocidad y cooperación, inspirando la utopía de un nuevo modelo de desarrollo y de las otras economías posibles.
Se trata de crear condiciones de participación, trabajo y producción para mejorar el nivel de vida de la población, especialmente de los pequeños productores y comerciantes, bajo un enfoque de comercio justo y solidario. De funcionar, producir, generar valor y obtener ganancias, teniendo como insumos la solidaridad y la cooperación.

En este contexto podría decirse que la FENOCIN busca consolidarse como un referente articulador que promueve la solidaridad, la autonomía, la biodiversidad e interculturalidad, el empleo rural, las relaciones éticas de producción, comercialización y consumo, la asociatividad basada en relaciones de confianza y justicia social, y la igualdad de derechos entre hombre y mujeres.
La FENOCIN busca ser valorada por su autenticidad y efectividad para contribuir a la transformación de la sociedad ecuatoriana, por generar saberes y educar e incidir, visibilizando actores, prácticas y propuestas de desarrollo, alternativo, integral, a escala humana y sustentable.

HACIA UNA ECONOMÍA POPULAR, SOCIAL Y SOLIDARIA

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En los 5 últimos años se han gestado en la FENOCIN, experiencias propias que son parte de sus fortalezas e identidad social.

Hemos aprendido sobre la labor de “incidencia” con la recuperación de la memoria histórica de la organización, robustecimiento de la identidad y autoestima y formación de la militancia, con la construcción de alianzas estratégicas, elaboración de propuestas que viabilicen la agricultura nacional, diálogo con la ciudadanía, consecución de espacios politico-sociales y canalización de demandas ante las instituciones para mejorar las condiciones de vida de los sectores populares que representamos.

Las constantes de este proceso han sido la organización popular, la movilización ciudadana combativa y el apoyo mutuo, para conseguir en conjunto lo que individualmente no es posible lograr, como acceder a servicios comunes (vivienda, crédito, capacitación, convenios), dialogar y/o coordinar con el Estado o los gobiernos locales, representar políticamente a la sociedad.

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